viernes, 29 de mayo de 2009

JOSÉ MARÍA CLETO MORELOS Y PAVÓN

Quinta Campaña [editar]

Mapa de la quinta y última campaña de Morelos (1813-1815)
Tras el cierre del Congreso, el cuerpo legislativo se trasladó con Morelos a seguir la guerra. Matamoros proponía atacar Puebla, considerada una ciudad estratégica por el gobierno español, o bien Guadalajara o la Ciudad de México. Sin embargo, Morelos se decidió por Valladolid, su ciudad natal, y que había sido tomada por Hidalgo en
octubre de 1810, y reconquistada por las fuerzas españolas en diciembre del mismo año. Mientras tanto, Matamoros derrotó a una división española en El Palmar y Nicolás Bravo hizo lo mismo en Coscomatepec. Pero Venegas había sido removido del virreinato y en su lugar había sido nombrado Calleja, quien se dio a la tarea de reorganizar al ejército.[52]
Morelos criticó una guerra de guerrillas que se había desatado en Guanajuato y Michoacán, ya que, según sus planes, la guerrilla no retenía segura ninguna población. Rayón se opuso diciendo que los guerrilleros conocían mejor el territorio que los realistas. En medio de sus fricciones con Rayón, Morelos logró obtener información sobre el territorio michoacano y logró planear su estrategia de batalla. Ramón Rayón, hermano de Ignacio, le ofreció apoyo y soldados, pero Morelos se negó. Las dificultades tenidas con Rayón hicieron dudar a Morelos sobre su victoria, ya que su familia era una de las más respetadas en Michoacán. Morelos intentó remediar la situación escribiendo una carta a Rayón, pero éste no respondió. Finalmente, y tras tres años de ausencia, Morelos llegó el 12 de diciembre a Carácuaro, donde se enteró de que en abril de 1811, Brígida Almonte había muerto de tuberculosis. Diez días más tarde, Morelos acampó en los Llanos de Santa María, a pocas leguas de Valladolid.[52]

Fusilamiento de Matamoros en Valladolid, 3 de febrero de 1814.
El
23 de diciembre, Morelos, Bravo y Galeana atacaron Valladolid, en un hecho conocido como la Batalla de las Lomas de Santa María. Alrededor del medio día, el ejército realista consiguió frustrar un ataque conjunto de las tropas insurgentes, comandadas por Galeana y Bravo, gracias a refuerzos realistas, que llegaron desde la capital y que eran comandados por Ciriaco del Llano. Al día siguiente, 24 de diciembre durante la noche de Navidad, Agustín de Iturbide y Del Llano, lograron penetrar hasta el campamento insurgente, y tras unos minutos de batalla, se retiraron dejando a los insurgentes matándose entre ellos mismos. En este acto, Juan Nepomuceno, hijo Morelos fue herido en un brazo. Pocos días después, y aconsejado por varios de sus militares, Morelos ordenó que una parte de su ejército se presentara en Puruarán el 4 de enero de 1814 a detener a las fuerzas realistas, mientras él y la parte restante del ejército huían. En la batalla de Puruarán un soldado llamado Eusebio Rodríguez capturó a Matamoros, y fue recompensado con 200 pesos oro. Tras un juicio sumario en Valladolid, Matamoros fue fusilado en el Portal de las Ánimas, el 3 de febrero, pese a que Morelos había ofrecido al gobierno virreinal 300 soldados españoles a cambio de la vida de Matamoros.[53]
El Congreso ordenó a Morelos marchar con su ejército hasta Acapulco para efectuar la ejecución de los prisioneros realistas ofrecidos en canje al gobierno virreinal. Mientras tanto, el Congreso tomó la decisión de despojar a Morelos del mando militar y del poder ejecutivo, mientras que fue nombrado diputado por Nuevo León, cuando se aumentó a dieciséis los miembros del Congreso, al tiempo que Liceaga y Rayón volvieron a dirigir tropas. El 24 de febrero, José Gabriel de Armijo, derrotó a Morelos en la Batalla de Tlacotepec.[53]
El 22 de octubre de 1814, el Congreso promulgó en Apatzingán la primera constitución en la Historia de México. Morelos se había reconciliado con el Congreso pocas semanas antes y colaboró en la corrección y redacción de los últimos artículos. Debido a la persecución del ejército realista, el Congreso redactó la Constitución entre las haciendas de Tiripitío y Santa Efigenia, y los principales redactores fueron José Manuel de Herrera, Quintana Roo, José Sotero Castañeda, Cornelio Ortiz de Zárate, Manuel de Aldrete y José María Ponce de León, quienes incluyeron en el texto las garantías individuales, aunque los ciudadanos deberían estar sujetos al gobierno. El mismo día, se eligió al Supremo Gobierno, se celebró un festín y Morelos afirmó que era "el día más feliz de su vida"[54]
Morelos, Liceaga y Cos asumieron el poder ejecutivo, cuya principal tarea era planear la lucha insurgente contra el ejército realista. Morelos se encargó de fortificar el Cerro del Cóporo, donde años más tarde Ramón Rayón derrotaría a Iturbide. En junio de 1814, Hermenegildo Galeana acudió a la costa guerrerense, a defender las posiciones conquistadas. El 27 de junio sufrió un accidente al caer de su caballo. Fue capturado por un soldado realista llamado Joaquín de León, quien lo degolló al instante. Se dice que al conocer Morelos la noticia de la muerte de Galeana, exclamó "Se han acabado mis dos brazos, ya no soy nada", haciendo referencia a Matamoros y Galeana.[54]
El gobierno insurgente estableció comunicación con los Estados Unidos de América, nombrando a José Manuel de Herrera como su embajador, y a José Álvarez de Toledo, cubano nacionalizado mexicano residente en Nueva Orleáns, como cónsul en Nueva York. En Puruarán, se creó la primera bandera militar de la historia de México. Poco tiempo después, salió la comitiva hacia Estados Unidos, en la que iba el hijo de Morelos, que fue enviado a estudiar por su padre.[54]
El 7 de marzo de 1815, se llevó a cabo en Ario, Michoacán, la instalación del Supremo Tribunal de Justicia, con lo que quedaban completos los tres poderes de la unión. El ejército realista, en la persona de Iturbide, empezó una persecución implacable contra ellos, puesto que Fernando VII había vuelto de su cautiverio en Bayona, Francia y se había derogado la Constitución de Cádiz.[54]
El Congreso comisionó a Rosaíns levantar tropas por Veracruz y Puebla, zona donde Ignacio López Rayón se encontraba con mucho poder y con la misma comisión. Esto produjo conflicto ya que Rayón presumía de antigüedad al haber servido a Hidalgo. Durante un largo plazo, hubo serias discordias insurgentes, que acabaron con la derrota de Rosaíns. Morelos y el Congreso lo culparon de las derrotas, y estuvo a punto de ser fusilado, pero gracias a la intervención de Liceaga fue salvado. Mientras tanto, Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria y Manuel Mier y Terán, lograron apoderarse de todo Veracruz.
Otras discordias se produjeron dentro del Congreso, ya que
José María Cos, había logrado conseguir el mando de unas tropas en Pachuca, donde expidió un manifiesto llamando a sus tropas a desconocer al Congreso y que el mando militar le fuera restituido a Morelos y Rayón. El Congreso ordenó a Morelos capturar a Cos, mientras éste ordenó a su tropa que lo defendiese, pero en lugar de hacerlo, lo entregaron a Morelos, quien ordenó su ejecución. Pedro Herrera, cura de Uruapan y antiguo maestro de Morelos, intercedió por Cos y finalmente no fue fusilado.
El gobierno del Virreinato se estaba fortaleciendo debido a que en
1814, Fernando VII regresó de su exilio en Bayona, Francia, después de que las tropas españolas vencieran en la Guerra de Independencia de España. Muchas tropas que combatieron contra las fuerzas de Napoleón, llegaron a México a reforzar a las tropas realistas. Bajo el mando de militares como José Gabriel de Armijo, los realistas lograron reconquistar Oaxaca y Acapulco, en julio de 1815. Calleja ordenó a las fuerzas realistas atacar al Congreso y al Tribunal de Justicia. Por ello, el Congreso acordó trasladarse a Tehuacán, Puebla, el 29 de septiembre de 1815, custodiados por una caravana dirigida por Morelos y Bravo.

Juicio y ejecución [editar]

Captura de Morelos en Tezmalaca, Puebla, 5 de noviembre de 1815.
El
5 de noviembre de 1815, Morelos fue capturado en Tezmalaca, Puebla, por las tropas españolas al mando del teniente general Manuel de la Concha. Durante la marcha del Congreso hacia Tehuacán, las tropas realistas, situadas en el municipio guerrerense de Atenango del Río, supieron el desplazamiento de los insurgentes a Tehuacán. De inmediato, Manuel de la Concha salió de la guarnición al amanecer junto con una brigada de aproximadamente 500 hombres. Pocas horas después lograron alcanzar a las fuerzas insurgentes comandadas por Morelos, quien iba al centro y Bravo, en la retaguardia. El Congreso, que viajaba con ellos, logró evadir la captura realista gracias a los esfuerzos de las tropas de Bravo. Morelos intentó salvar la vida de uno de sus soldados y en ese momento fue aprehendido por 10 soldados realistas. No era la primera vez que Morelos era capturado, ya que en la acción militar de Lomas de Santa María fue aprehendido por un soldado realista, pero las tropas de Matamoros lo salvaron antes de ser conducido al campamento realista.[55]

Grabado realizado en 1870, con Morelos en la Cárcel del Arzobispado.
El comandante de la división que capturó a Morelos en Tezmalaca fue Matías Carranco, antiguo militar insurgente que desertó en 1812. Morelos le dijo, al reconocerlo "Señor Carranco, parece que nos conocemos", y después le regaló un
reloj. Acto seguido, Morelos y 200 prisioneros insurgentes más, fueron conducidos ante Manuel de la Concha, quien procedió a dictar el comunicado que se envió al Ministerio de Guerra, en Valencia, España, y a la Ciudad de México. Asimismo, ordenó el fusilamiento de 150 de los 200 prisioneros insurgentes, quienes fueron ejecutados en presencia de Morelos. Los 50 insurgentes restantes fueron enviados como esclavos a Manila.[40]
En México, la noticia se supo el 9 de noviembre, y se mandó celebrar con un Te Deum, celebrado por el arzobispo Pedro de Fonte. A pesar de que la ley y el Derecho Canónico, permitían ejecutar a los eclesiásticos que fueran sorprendidos con las armas en la mano,[56] Calleja, la Inquisición Española, y el gobierno, vieron en su captura la posibilidad de juzgar a toda la insurgencia. A pesar de que Manuel de la Concha pidió que el juicio se realizara en Puebla, Calleja ordenó que fuera en la capital. Morelos llegó a la Ciudad de México el 13 de noviembre de 1815.
El primer juicio realizado a Morelos fue el Proceso de las Jurisdicciones Unidas, realizada entre el
14 y el 23 de noviembre, presidido por el auditor de guerra Miguel Bataller, y por el representante del arzobispado, Félix Flores Alatorre. El gobierno consideró prudente otorgarle un defensor, y la responsabilidad cayó en manos del abogado vallisoletano José María Quiles. La principal acusación realizada hacia Morelos fue la de haber incurrido en el delito de alta traición al rey, la patria y Dios, sabotaje del virreinato y provocar muertes y destrozos. En su contestación, Morelos respondió diciendo "En España ya no había rey, se fue a su casa de Francia, pero si bien regresó, volvió al trono como un déspota contaminado de irreligiosidad". Después se le siguió el juicio eclesiástico, donde fue acusado de violar el celibato al tener 3 hijos ilegítimos, de no hacer caso de las excomuniones levantadas en su contra por el obispo michoacano Manuel Abad y Queipo. En una carta dirigida al inquisidor Antonio Bergoza y Jordán, (que era obispo de Oaxaca en 1812, cuando el Ejército Insurgente tomó la ciudad), Morelos expresó que las excomuniones sólo eran válidas en caso de que el Papa o un concilio las dictara. Por decreto del Tribunal de la Inquisición, de fecha 23 de noviembre, Morelos fue condenado a la degradación religiosa.

La degradación religiosa de Morelos se llevó a cabo el 27 de noviembre de 1815, y fue en audiencia pública.
El
17 de noviembre, Ignacio Alas fue nombrado por el Congreso como sustituto de Morelos, y este mismo cuerpo legislativo envió al virrey Calleja una carta, fechada el 20 de noviembre, solicitando el perdón para Morelos. El 24 de noviembre, los obispos de Puebla, Durango y Oaxaca, fueron recibidos en una entrevista privada por Calleja, a quien le pidieron no aplicar la pena de muerte a Morelos. Quiles solicitó ese mismo día a Morelos información acerca del ejército insurgente. Pedro de Fonte, arzobispo de México, nombró la junta canónica que procedería a degradar a Morelos. Calleja, quien estaba inquietado debido a que el carcelero Manuel Flores le informó que existían planes de asesinarlo, decidió disfrazarse de militar e ir a visitar a Morelos.[57]
La tarde del 27 de noviembre, en la Capilla del Santo Oficio, que actualmente es la Escuela de Medicina, Morelos fue conducido a degradación pública, oficiada por el Inquisidor General Antonio Bergoza. Morelos vestía una sotana amarilla de menor talla que, según Lucas Alamán, quien presenció la escena, "le hacía ver mal".[58] Bergoza pronunció en latín las palabras de la degradación, cuya traducción al idioma español, sería "Apartamos de ti la facultad de ofrecer el sacrificio a Dios, y de celebrar la misa. Con esta raspadura, te quitamos la potestad, que habías recibido en la unción de las manos. Te despojamos con razón del vestido sacerdotal. Te privamos del orden levítico, porque no cumpliste tu ministerio dentro de él. Como a hijo ingrato, te echamos de la herencia del señor". La narración de Alamán dice que Morelos derramó lágrimas al momento de ser degradado, pero Bustamante desmiente esto al decir que quien lloró fue Bergoza, pues sentía admiración hacia Morelos.[59]
La Inquisición siguió un proceso a Morelos desde el 29 de noviembre. Los principales argumentos usados por los inquisidores fueron sofismas, pero el más usado fue la firma de la Constitución de Apatzingán, que había sido condenada en Roma por Pío VII, y se acusó de contener ideas contrarias a la fe católica. De acuerdo a una entrevista publicada en la declaración de Calleja ante el rey en 1822, el principal motivo del juicio inquisitorial a Morelos fue desprestigiarlo ante la población pues se le acusaba de mal católico y mal ciudadano.[60]

Fusilamiento de Morelos.
El arzobispo Pedro de Fonte redactó la retractación que Morelos debía firmar para que se le concediera el perdón del gobierno. A pesar de que Morelos reconoció no haber caído en ninguna
herejía, la Inquisición le declaró hereje el día de su degradación y le condenó a reclusión perpetua en un convento africano. Fonte visitó a Morelos para exigirle la firma de su retractación, y tras varios días, la retractación firmada por Morelos comenzó a circular el 10 de diciembre. El día 12 de diciembre, Calleja recibió una carta de Morelos indicándole estrategias y lugares clave para el Ejército Insurgente.
La madrugada del
21 de diciembre, Calleja dictó la sentencia de muerte para Morelos, y el coronel De la Concha, su captor, fue el encargado de ir a la prisión y leerla a Morelos, quien la escuchó de rodillas. Recordaba que hacía 18 años, en esa misma fecha y de rodillas también, recibió la unción sacerdotal.

Ofrenda al busto de Morelos en un aniversario luctuoso, en el lugar de su nacimiento.
El
viernes 22 de diciembre, alrededor de las seis de la mañana Morelos despertó en su celda, comió un pan con café, y después fue encadenado de manos y pies, subió a una carroza custodiada por 50 soldados y marchó a Ecatepec, donde se realizaría la ejecución, por orden de Calleja, ya que se podía presentar un motín. Al pasar por la Basílica de Guadalupe, intentó hincarse pero el peso de las cadenas se lo impidió. Tras un largo viaje, llegó a Ecatepec a la una de la tarde. El sacerdote, Miguel Salazar, fue comisionado por Manuel de la Concha para confesar a Morelos y preparar su sepultura. Después de comer, Morelos conversó un poco con Salazar y De la Concha, y posteriormente se confesó. Antes de pasar al paredón, rezó el salmo 51 y posteriormente tocaron los tambores. Morelos abrazó a Concha, se vendó los ojos, tomó un crucifijo y exclamó: "Señor, si he obrado bien, tú lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu infinita misericordia". Acto seguido se hincó con la espalda al pelotón. A la voz de mando sonaron dos descargas. Oficialmente, a las cuatro de la tarde del viernes 22 de diciembre de 1815, José María Morelos y Pavón había muerto. Sus restos descansan en la Columna a la Independencia , en la Ciudad de México

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